Todas las
estructuras responden a la aplicación de fuerzas con una deformación que está
limitada a la resistencia del material, de esta manera, existe una relación entre la resistencia del material y la magnitud de
la fuerza necesaria para deformarlo.
Estos principios tan evidentes en
los materiales, son aplicables a las distintas estructuras corporales, sin
embargo, en el cuerpo humano aún no
se ha podido determinar con precisión los límites físicos de ligamentos,
tendones, discos intervertebrales, cápsulas articulares, músculos y otras
estructuras involucradas en el movimiento.
Estos límites varían por motivos tan diversos como la
predisposición genética, la edad o los esfuerzos acumulativos.
Esta
complejidad ha sido abordada por la biomecánica, identificando las condiciones en que los
movimientos a los que se someten las estructuras corporales, aumentan la
probabilidad de producir lesiones, son los llamados sobreesfuerzos o sobrecargas y se explican mediante el
efecto que producen determinadas posturas, la manipulación de cargas, la
frecuencia con que se realizan los movimientos o la combinación de estos
factores sobre determinadas estructuras corporales.
Estas
condiciones son identificadas en Ergonomía, como factores de riesgo.
La
necesidad de utilizar la fuerza está relacionada con el hecho de tener que
mover objetos y herramientas o tener que mantener el cuerpo en una postura
determinada.
Esta exigencia está presente en muchas tareas y todas estas tareas
son potencialmente peligrosas tanto para la columna vertebral como para las
extremidades superiores.
ALGUNOS
DATOS ESTADISTICOS: Trastornos Dorsolumbares (TDL)
Del 60% al 90% de la población
padecerá TDL a lo largo de su vida.
Entre un 15% y un 42% de la
población padece actualmente TDL.
Los TDL constituyen uno de los
principales trastornos de origen laboral
Entre el 20% y el 40% de los
casos se presentan recidivas dentro del año.
Se producen recidivas en el 85%
de los casos a lo largo de toda la vida
ANATOMIA
DE LA ESPALDA
La
espalda se constituye como una sucesión de piezas (vértebras), unidas entre sí
por una serie de elementos: ligamentos, discos intervertebrales, apófisis
articulares, etc.
La espalda humana se compone
de 33 vértebras, distribuidas de la siguiente manera:
·
7 vértebras cervicales.
·
12 vértebras dorsales.
·
5 vértebras lumbares.
·
5 vértebras fusionadas en el hueso sacro.
·
1
coxis: vestigio de las vértebras
de la cola en los monos.
Cada
vértebra presenta una estructura y función característica, pero todas presentan
una estructura común, que se describe seguidamente:
VERTEBRA TIPO
Cuerpo
vertebral: Sirve de soporte y reparto de presiones.
Disco intervertebral: Amortigua
las fuerzas estableciendo el reparto de presiones. Transforma esfuerzos
verticales en esfuerzos horizontales. Se compone de anillo fibroso y núcleo
pulposo. El anillo fibroso es una estructura compuesta por capas concéntricas
de fibra que “encierran” al núcleo pulposo que es una estructura esférica
compuesta por agua, colágeno y otros. Este sistema está en estado de
pretensión, lo que le confiere unas propiedades especiales de elasticidad y
resistencia. El núcleo pulposo tiene un alto contenido en agua, lo que le
confiere una elevada presión hidrostática y amortigua el movimiento de las
vértebras.
FACTORES
DE RIESGO: Algunos de los más comunes son las vibraciones, el manejo de
cargas pesadas durante largos periodos de tiempo o repetidamente, la mala
postura, los movimientos forzados de espalda con o sin carga, la debilidad de musculatura
abdominal o dorsal, el sedentarismo, el estrés en el trabajo, el apremio de
tiempo y la falta de información
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